Entrevista
con Damián Lambusta, integrante del Programa Universitario de Niñez
La
propuesta de Martín Insaurralde, candidato a diputado nacional por el Frente
Para la Victoria, de crear un nuevo
Régimen Penal Juvenil reactivó la discusión sobre la baja de la edad de
imputabilidad como estrategia legal para combatir los delitos cometidos por
menores de edad. Actualmente, rige en el país el Régimen Penal de Minoridad
(decreto-ley 22.278), sancionado en plena dictadura militar, que permite que
jóvenes de entre 16 y 18 años puedan ser condenados a reclusión perpetua.
Damián Lambusta, integrante del Programa Universitario de Niñez,
reconoció la necesidad de contar con una legislación penal juvenil a nivel
nacional porque en la actualidad “no hay un proceso que garantice que el pibe
tenga un juicio, un abogado defensor u otras garantías que tienen los adultos”.
Sin embargo, aclaró que esta discusión es “de segundo orden” debido a que ya existe
en la Provincia un régimen para jóvenes de entre 16 y 18 años y que hay una
legislación en materia de niñez que no se respeta.
Las
leyes en cuestión son la Convención sobre los Derechos del Niño –tratado
internacional que en Argentina tiene jerarquía constitucional al estar
contemplado en el artículo 75– y el Sistema de Promoción y Protección Integral
de los Derechos del Niño –ley N° 13.298–. “Hay que reforzar la pata preventiva
de acción previa para evitar que el pibe caiga en la necesidad de cometer un
delito. Primero fortalezcamos las leyes que ya tenemos”, expresó Lambusta.
A su
vez, consideró que el debate sobre la posibilidad de bajar la edad de
imputabilidad a 14 años “está atravesado por la agenda mediática y por la
cuestión electoral” y advirtió que “implementar un régimen de este tipo sería
inconstitucional ya que iría en contra del espíritu de la Convención sobre los
Derechos del Niño”. Este tratado establece en su artículo 40 que, antes de
sancionar al menor que comete un delito, los Estados Partes deben tener en
cuenta “la edad del niño y la importancia de promover la reintegración del niño
y de que éste asuma una función constructiva en la sociedad”.
Para
finalizar, Lambusta argumentó que “la participación de menores en delitos graves
es ínfima” y que “a veces los pibes son el último escalón de tramas delictivas
mucho más complejas que involucran a adultos”. Respecto de la causa de los
delitos cometidos por menores, señaló que “tiene que ver con derechos
vulnerados durante la infancia y situaciones muy densas en la familia. Cuando
uno tiene acceso a la casa de esos chicos se da cuenta de que hay una cadena de
vulneración de derechos increíble”.
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